Vive la paternidad
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En la cotidianidad es necesario que en la familia el padre y la madre participen mutuamente en el desarrollo de las actividades de sus hijos (levantarlos en la mañana, cambiar un pañal, dar la alimentación, compartir juegos y tarea escolar, etc.) todo lo que se pueda, aprovechando cada oportunidad que el trabajo lo permita para así disfrutar de los hijos al crecer.
Se puede vivir la paternidad acorde a las exigencias de los nuevos tiempos sin descuidar a los hijos ni al trabajo; si tenemos como prioridad a la familia debemos velar porque estos estén lo mejor posible, haciéndolos sentir bien e instruyéndolos desde su temprana edad como nos lo enseña las sagradas escrituras en el libro de Proverbios capítulo 22 versículo 6: “Instruye al niño en su camino, y aun cuando fuere viejo no se apartará de él”.
También en los Evangelios podemos encontrar una referencia muy puntual al tema en mención, ya que no se trata de quién trabaja y quién cuida de los niños, sino de estar presente como padres en las distintas etapas de la vida de nuestros hijos, miremos que Jesús al nacer, tanto su madre María como José fue imprescindible para darle amor, estar al cuidado y de una y otra manera enseñarles lo bueno que sabemos, miremos que Jesús fue conocido como el hijo del carpintero…
Es muy importante que dentro de la familia el padre ocupar su lugar, y que la mujer no lo impida y respete el espacio padre e hijo, tanto en la crianza como en la educación. Un hogar donde los padres sepan manejar esta relación contará con hijos con mayor capacidad cognoscitiva, mayor empatía y mejor capacidad de autocontrol, incluso si desde la gestación hay una influencia paterna positiva, tendrán identidades más definidas, serán más autónomos e independientes y mantendrán relaciones seguros y significativas.
Hoy por hoy es muy común escuchar de relaciones superficiales y sin afecto paternal. Así se oye en los discursos de género que está impidiendo en nuestros hijos la posibilidad que tuvo Jesús, de aprender y crecer al lado de mamá y de papá, de vivir en el mundo desde el rol del padre, el carpintero, y de vivir también con la instrucción dada en las sagradas escrituras.
Aunque ser papá en los tiempos actuales puede ser difícil por las cargas laborales, debemos saber sortear las situaciones del día a día para llevar un buen equilibrio entre lo laboral, lo familiar y lo espiritual. Si bien es cierto este es un desafío en nuestro tiempo debemos afrontarlo sin dejarnos llevar por la corriente de este sino transmitiendo la auténtica paternidad, aquella que transmita y reitere los buenos y sanos principios, valores y vivencias que conllevaran a nuestros hijos enfrentar sin miedo la cultura del presente (depredadora, consumista, impiadosa, corrupta e inmoral) que desea implantarse en la blanca conciencia de nuestros hijos para hacer nido en ellas y arruinar la generación que se está levantando en nuestro tiempo.
Vivir la paternidad es una manera conocer y disfrutar de nuestros hijos, y de ayudar a nuestras esposas, … Valoremos el amor de nuestros hijos, nuestra familia, porque es el único que estará allí cuando la salud, la bellez
por: Yilka Cortes G
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